domingo, 22 de enero de 2012

Edición Especial: Historia de navidad 3 (parte 2)

"Piensa Sonic…Vamos…-" pensaba el erizo azul

"¡Lo tengo!-" murmuro

Cogió a la eriza en brazos y empezó a correr, se había acordado de un lugar que había visitado hacía mucho tiempo. Un bello lugar donde la vista era una de las mejores que él recordaba. Pero como siempre, las cosas nunca salen perfectamente, nuestro antagonista no perdía oportunidad para intentar atrapar al erizo azul y sabía que mientras este estuviera con la indefensa eriza rosa su presa era más vulnerable de lo normal.

Bokkun, que estaba encargado de seguir a Sonic, le informo la dirección del erizo, que si bien, él no sabía cual era el destino final a donde la pareja iba, la dirección le bastaba al doctor.

"Sonic, ¿Cuánto falta?-"pregunto la eriza

"no mucho Amy, si quieres corro más rápido-"

"no, no, es que.. me da frio-"

"oh, lo siento-"

Sonic se detuvo y la bajo al suelo

"¿Caminamos?, así no te da frio-"

"Bueno-"

Su cerebro se hizo presente en ese instante, Sonic sentía que le decía "!imbécil, Cuando una mujer te dice eso, tienes que abrazarla!,¡no hacer que camine!-". Pero el erizo lo ignoro.

Empezaron a caminar. El Sonido de los pájaros, de la brisa del viento, del mecer de los árboles era agradable para ambos. Salir un poco del ruido rutinario para acordarse de que fuera había mucho por descubrir.

Mientras caminaban se toparon con un restaurant donde Sonic la invito a comer algo. Tuvieron una conversación agradable para ambos. La eriza seguía creyendo que todo eso era un agradable sueño y no la realidad, por lo que no intentaba acosar al erizo, si no que sólo procuraba disfrutar el estar junto a él hasta que el sueño acabase y se viera obligada a volver a la realidad.

Luego de la comida, salieron para seguir el sendero por el que iban. Al erizo le parecía todo muy agradable, más de lo que jamás se había imaginado. Nunca había podido compartir con la eriza de esa manera, ya que siempre ella lo ahorcaba frenéticamente con sus abrazos, o no le daba tiempo ni para respirar, pero esta vez su conducta era distinta.

Un metálico amigo estaba esperando entrar en acción más adelante. Sobre las ramas de un árbol, listo para su emboscada esperaba que sus presas estuvieran en el lugar adecuado para asegurarse de que no hubiese fallo alguno.

Conversaban de la navidad, de historias de la niñez, se iban conociendo de apoco. Nunca habían tenido la oportunidad de entablar una conversación así, entre ellos dos. La eriza vio una flor extraña, pero muy linda y se acercó a recogerla. Fue ahí donde el enemigo ataco...